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Él llegó a convertirse en un empresario exitoso antes de cumplir los 30, —realmente exitoso— . Yo aún no lograba enfocarme y saltaba de negocio en negocio. Ese día me animé a pedirle un consejo. Sus palabras marcaron mi vida, y quisiera compartírtelas:

Lo conocí cuando apenas comenzaba con su idea, se dedicaba a preparar alumnos para presentar el examen de admisión a las universidades públicas de Medellín. En ese entonces vendía salpicones para sostener su emprendimiento. Años después él y su socio habían hecho de FORMARTE uno de los más prestigiosos preuniversitarios de Colombia.

—¿Cuál crees que es la clave del éxito? —Le pregunté.

Él, metido en su camiseta azul y sus infaltables tenis converse rojos, me miró con esa serenidad que parece hacer más sabios a los sabios y me dijo:

—Creo que debes encontrar lo que te apasiona, lo que verdaderamente te apasiona, y una vez lo encuentres debes “machacarle y machacarle y machacarle” hasta que te vuelvas el mejor en lo que haces. Y cuando lo seas, el mundo entero te va a buscar para que lo hagas… para ese entonces, ya estarás siendo exitoso.

¿Qué  hacer?

¿Y qué es machacarle a algo, si no levantarse cada día pensando en eso que nos apasiona? ¿qué es machacarle, si no es levantarse y volver a intentarlo? Qué es machacarle si no es estudiar sobre eso, leer sobre eso, investigar, practicar, repasar, reinventarse, y después de haber fallado… Volver a empezar.

Por todas partes se habla de fórmulas y claves para el éxito, muchas de ellas son válidas, pero… no hay atajos. No conozco el primer caso de éxito duradero que se haga de la noche a la mañana. Pero sí conozco casos de éxito, como el de mi amigo, que pueden alcanzarse si decides machacarle y machacarle día a día…mañana y noche… sin desfallecer. Hasta que seas el mejor.

Mi sugerencia es:  que no pase un día de tu vida sin que hagas algo, por pequeño que sea, que te acerque a ese gran objetivo que tú mismo has calificado como el éxito. Una lectura, una llamada, una búsqueda en la red, un apunte, una cita con un experto, una visita a un proveedor…algo.

Amigo Ediver Rivera, con este texto quiero honrar tu memoria machacándole a la escritura, y espero que tu consejo, al llegar a mis lectores, les sea tan útil como me ha sido a mí, y a tantos familiares y amigos a quienes inspiraste con tu corta, pero fascinante luz.

Y aunque te adelantaste hacia la eternidad, sé que al igual que yo, tu esperanza estaba en Jesús, de quien esperamos confiados en sus promesas de vida eterna. Gracias, descansa en paz amigo.